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Subjetividad en un político interno del patio “E.R.E” del Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad Cárcel Pereira.

Resumen

Solo quien ha sido condenado a prisión por realizar actividades políticas ilegales; pero no quien va a la cárcel por cometer cualquier tipo de delito por motivos políticos. Pido excusa a mis lectores por repetirle esta obviedad que probablemente ya conocen, pero es que los años me han demostrado que si no se repiten de vez en cuando las cosas obvias, el olvido y la acumulación de malentendidos se encargan de convertirlas en arcanos disputadísimos. Volvamos pues a lo obvio. Una persona que es encarcelada por escribir o declarar sus ideas políticas, por asociarse con intencionalidad política a otras personas, por hacer pública información sobre cuestiones políticas o por reclamarla, por exigir igualdad de trato político con otros de sus conciudadanos, por manifestarse o hacer huelga en exigencia de sus reivindicaciones políticas (pueden incluir claro está, la petición de reformas administrativas, económicas o sociales) es sin duda un preso político. O sea que se ve castigado por realizar actividades que están dentro de la esfera política y que son consideradas como lícitas y normales en un sistema democrático (lo cual no quita que sean sumamente peligrosas y castigadas en gran parte de los países del mundo, que padecen regímenes autoritarios o democracias meramente nominales). Difícilmente puede ser llamado preso político, en cambio, el que asesina, extorsiona, roba, tortura, secuestra, apalea o causa estragos movido por ideas políticas (o por ideas raciales, o por ideas religiosas). /Abstract: Only those who have been sentenced to prison for carrying out illegal political activities; but not who goes to jail for committing any type of crime for political reasons. I apologize to my readers for repeating this obviousness that they probably already know, but the years have shown me that if the obvious things are not repeated from time to time, oblivion and the accumulation of misunderstandings are responsible for turning them into very arcane disputes. Let us return to the obvious. A person who is imprisoned for writing or declaring his political ideas, for associating with political intentions to other people, for making public information about political issues or for claiming it, for demanding equal political treatment with others of his fellow citizens, for demonstrating or striking in demand of his political demands (they can include of course, the request for administrative, economic or social reforms) is undoubtedly a political prisoner. In other words, it is punished for carrying out activities that are within the political sphere and that are considered legal and normal in a democratic system (which does not mean that they are extremely dangerous and punished in a large part of the countries of the world, which suffer authoritarian regimes or merely nominal democracies). It can hardly be called a political prisoner, instead, the one who murders, extorts, steals, torture, kidnaps, beats or causes havoc driven by political ideas (or racial ideas, or religious ideas).