EX-PRESIÓN

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  • PublicaciónAcceso abierto
    Expresión, Noviembre 2008
    (2011-07-25) Cristancho Ossa, Fabián; Bedoya, Liceth Juliana; Toro Monsalve, Juan Manuel; Loaiza, Katherine; Jiménez Rodríguez, Jorge; Aguilar Correa, Esteban; Hincapié, Francisco Javier; Vargas, Gustavo Adolfo
    Los economistas hablan de un término que para cualquiera suena como a juego de niños. Pero no es para nada una diversión. De hecho, se ha convertido en el dolor de cabeza de millones de personas, además de acentuador de múltiples injusticias sociales, en un planeta de por sí bien injusto. Se trata de las burbujas económicas. Estas pompas de jabón, para explicarlo en términos mundanos, se presentan en el mercado financiero cuando se negocia a valores muy por encima de los valores intrínsecos, o sea, de los valores reales. Esto quiere decir que se inflan los precios a la espera de hallar tontos que los compren y estos, a su vez, los vendan a otros más tontos. Hasta aquí todo parece un simple juego especulativo de comisionista novato. Lo grave es que el último tonto, que por supuesto pierde todo su capital, arrastra a los demás integrantes del mercado y se inicia un efecto dominó que, con las actuales tecnologías de la comunicación, se convierte en una pandemia en cuestión de horas. Peor que el más terrible virus informático, todos los mercados del planeta quedan “infectados” de manera casi mortal… y en cuestión de minutos. Estas burbujas, cuyo ejemplo más cercano lo está viviendo el mundo en la actualidad, se remontan a varios siglos atrás. Incluso, algunos ubican la primera de ellas en el siglo 17, cuando la especulación con los tulipanes holandeses arruinó a miles de inversionistas y, por supuesto, al pueblo holandés, que apenas se reponía de una plaga de peste bubónica. ¿Pero a qué viene todo este prólogo? A dar por sentado un principio que se niega de manera reiterada por el sector financiero: su juego de especulación se pasa por alto la ética y cualquier norma moral, todo en el afán de ganar mucho dinero y de manera fácil. Con el agravante de que los verdaderos perdedores somos todos, incluso aquellos que en la vida han tenido un peso para comprar una acción del más pequeño valor. Además, los tradicionales valores se convierten en “valores… bursátiles”. De este modo las Bolsas, con el consentimiento o indolencia de los gobiernos, se convierten en fiel exponente de un orden mundial en el cual el capitalismo salvaje es la consigna. Eso sí, a la hora de la bancarrota, las pérdidas se socializan, terminando con la intervención de ese mismo Estado que antes era indolente, pero que enfrentado a la crisis de los grandes actúa rápido y disponiendo de nuestro dinero para así beneficiar a unos pocos. La excusa, como siempre, es que si no se actúa de esa manera la bancarrota será general. Mientras tanto, en lujosas oficinas de Wall Street o del piso 90 de una torre en Hong Kong, hombres y mujeres radiantes festejan haber podido salvar sus fabulosas fortunas, sin importar que al día siguiente centenares de países anuncien recortes en el empleo o en la inversión social, esa misma que no da plata, pues apenas sirve para salvar pobres. Y de pobres no se trata este gran negocio llamado mundo.
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    Luces, cámara y acción
    (2011-06-20) Caro, Mateo
  • PublicaciónAcceso abierto
    “La persecución aquí va en serio “
    (2011-06-20) Núñez, Maira; Henao, Pablo César; Cristancho, Fabián
  • PublicaciónAcceso abierto
    El padrino de los niños de Jesús
    (2011-06-20) Gaviria, Sara
  • PublicaciónAcceso abierto
    La dinastía de lo cotidiano
    (2011-06-20) Bejarano Vásquez, Mariel; Sánchez Largo, Laura
    No reúnen la alcurnia de la que hacen alarde las revistas de vanidades de las monarquías que cohabitan en los gobiernos del primer mundo. No son, ni serán patrimonio de la hu-manidad. No se come caviar ni se respira el perfume armonioso de las prendas más suntuosas. Allí lo cotidiano es lo que reina en realidad.
  • PublicaciónAcceso abierto
    “Te amo porque me haces mujer”
    (2011-06-20) Escobar, Gloria Inés
  • PublicaciónAcceso abierto
    El periodista no es una máquina
    (2011-06-20) Molina, María Angélica
  • PublicaciónAcceso abierto
    Expresión, Septiembre, Octubre, Noviembre, 2010
    (2011-06-20) Molina, María Angélica; Escobar, Gloria Inés; Bejarano Vásquez, Mariel; Sánchez Largo, Laura; Gaviria, Sara; Núñez, Maira; César Henao, Pablo; Cristancho, Fabián; Caro, Mateo; Escobar, Mariana; Romero Aroca, Cesar; Gutiérrez, Heidy Andrea; Sarralde, Milena; López Duque, Natalia; Alzate Isaza, Daniel
  • PublicaciónAcceso abierto
    La tecnología, un arma silenciosa
    (2011-06-20) Sarralde D., Milena
  • PublicaciónAcceso abierto
    Matamba, exposición de imagen y música
    (2011-06-20) Sánchez Largo, Laura
  • PublicaciónAcceso abierto
    Transportando memorias
    (2011-06-20) Hincapié, Juan Manuel
    ”Fiel como un perro, ágil como una cabra y sólido como una mula”, Así los llamó Enrie Pyle, corresponsal de la Segunda Guerra Mundial.
  • PublicaciónAcceso abierto
    Vote-Me
    (2011-06-20) Cristancho O., Fabián; Alzate Isaza, Daniel
  • PublicaciónAcceso abierto
    Amor y gloria a la rana
    (2011-06-20) Romero Aroca, César Augusto
  • PublicaciónAcceso abierto
    Memorables Olvidos
    (2011-06-20) Idárraga, María Laura
  • PublicaciónAcceso abierto
    El afilador de cuchillos
    (2011-06-20)
  • PublicaciónAcceso abierto
    Perfecta naturaleza
    (2011-06-20) Zuluaga Bedoya, María Angélica
  • PublicaciónAcceso abierto
    Tamiflú, un negocio encapsulado por Roche
    (2011-06-20) Muñoz, Yuli Andrea
    ¿Exageró el Gobierno colombiano con la gripe AH1N1?
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    Labores en vía de extinción
    (2011-06-20)
  • PublicaciónAcceso abierto
    Bacteria, sigue ‘suma’ndo
    (2011-06-20) Bejarano Vásquez, Mariel; Cristancho Ossa, Fabián
  • PublicaciónAcceso abierto
    Saltos al vacío
    (2011-06-20) López Duque, Natalia
    Cuando alguien se suicida algunos lo definen como un acto de cobardía, otros como un acto heroico, otros piensan que es la mezcla de ambas y mientras tanto los expertos no aceptan ninguna, sino que lo califican como un problema grave.