DSpace Collection: EX-PRESIÓNEX-PRESIÓNhttp://hdl.handle.net/10785/2402024-03-23T22:19:03Z2024-03-23T22:19:03ZExpresión, Noviembre 2008Cristancho Ossa, FabiánBedoya, Liceth JulianaToro Monsalve, Juan ManuelLoaiza, KatherineJiménez Rodríguez, JorgeAguilar Correa, EstebanHincapié, Francisco JavierVargas, Gustavo Adolfohttp://hdl.handle.net/10785/3372014-11-11T17:20:55Z2011-07-25T00:00:00ZTitle: Expresión, Noviembre 2008
Authors: Cristancho Ossa, Fabián; Bedoya, Liceth Juliana; Toro Monsalve, Juan Manuel; Loaiza, Katherine; Jiménez Rodríguez, Jorge; Aguilar Correa, Esteban; Hincapié, Francisco Javier; Vargas, Gustavo Adolfo
Abstract: Los economistas hablan de un término
que para cualquiera suena
como a juego de niños. Pero no
es para nada una diversión. De
hecho, se ha convertido en el dolor de cabeza
de millones de personas, además de
acentuador de múltiples injusticias sociales,
en un planeta de por sí bien injusto.
Se trata de las burbujas económicas.
Estas pompas de jabón, para explicarlo en
términos mundanos, se presentan en el
mercado financiero cuando se negocia a
valores muy por encima de los valores intrínsecos,
o sea, de los valores reales. Esto
quiere decir que se inflan los precios a la
espera de hallar tontos que los compren
y estos, a su vez, los vendan a otros más
tontos. Hasta aquí todo parece un simple
juego especulativo de comisionista novato.
Lo grave es que el último tonto, que por
supuesto pierde todo su capital, arrastra
a los demás integrantes del mercado y se
inicia un efecto dominó que, con las actuales
tecnologías de la comunicación, se
convierte en una pandemia en cuestión
de horas. Peor que el más terrible virus informático,
todos los mercados del planeta
quedan “infectados” de manera casi mortal…
y en cuestión de minutos.
Estas burbujas, cuyo ejemplo más cercano
lo está viviendo el mundo en la actualidad,
se remontan a varios siglos atrás. Incluso,
algunos ubican la primera de ellas
en el siglo 17, cuando la especulación con
los tulipanes holandeses arruinó a miles
de inversionistas y, por supuesto, al pueblo
holandés, que apenas se reponía de
una plaga de peste bubónica.
¿Pero a qué viene todo este prólogo? A
dar por sentado un principio que se niega
de manera reiterada por el sector financiero:
su juego de especulación se pasa
por alto la ética y cualquier norma moral,
todo en el afán de ganar mucho dinero y
de manera fácil. Con el agravante de que
los verdaderos perdedores somos todos,
incluso aquellos que en la vida han tenido
un peso para comprar una acción del más
pequeño valor.
Además, los tradicionales valores se convierten
en “valores… bursátiles”. De este
modo las Bolsas, con el consentimiento
o indolencia de los gobiernos, se convierten
en fiel exponente de un orden mundial
en el cual el capitalismo salvaje es la
consigna. Eso sí, a la hora de la bancarrota,
las pérdidas se socializan, terminando
con la intervención de ese mismo Estado
que antes era indolente, pero que enfrentado
a la crisis de los grandes actúa rápido
y disponiendo de nuestro dinero para así
beneficiar a unos pocos.
La excusa, como siempre, es que si no se
actúa de esa manera la bancarrota será
general. Mientras tanto, en lujosas oficinas
de Wall Street o del piso 90 de una torre
en Hong Kong, hombres y mujeres radiantes
festejan haber podido salvar sus
fabulosas fortunas, sin importar que al día
siguiente centenares de países anuncien
recortes en el empleo o en la inversión
social, esa misma que no da plata, pues
apenas sirve para salvar pobres. Y de pobres
no se trata este gran negocio llamado
mundo.2011-07-25T00:00:00ZLuces, cámara y acciónCaro, Mateohttp://hdl.handle.net/10785/3302014-11-11T17:20:22Z2011-06-20T00:00:00ZTitle: Luces, cámara y acción
Authors: Caro, Mateo2011-06-20T00:00:00Z“La persecución aquí va en serio “Núñez, MairaHenao, Pablo CésarCristancho, Fabiánhttp://hdl.handle.net/10785/3292014-11-11T17:20:07Z2011-06-20T00:00:00ZTitle: “La persecución aquí va en serio “
Authors: Núñez, Maira; Henao, Pablo César; Cristancho, Fabián2011-06-20T00:00:00ZEl padrino de los niños de JesúsGaviria, Sarahttp://hdl.handle.net/10785/3282014-11-11T17:19:52Z2011-06-20T00:00:00ZTitle: El padrino de los niños de Jesús
Authors: Gaviria, Sara2011-06-20T00:00:00ZLa dinastía de lo cotidianoBejarano Vásquez, MarielSánchez Largo, Laurahttp://hdl.handle.net/10785/3272014-11-11T17:19:36Z2011-06-20T00:00:00ZTitle: La dinastía de lo cotidiano
Authors: Bejarano Vásquez, Mariel; Sánchez Largo, Laura
Abstract: No reúnen la alcurnia de la que hacen alarde las revistas de
vanidades de las monarquías que cohabitan en los
gobiernos del primer mundo. No son, ni serán patrimonio de la hu-manidad. No se come caviar ni se respira el perfume armonioso de las prendas más suntuosas.
Allí lo cotidiano es lo que reina en realidad.2011-06-20T00:00:00Z