Publicación: Re-ordenar el Paisaje Cultural Cafetero – un modelo para el desarrollo rural integral desde los valores productivos, sociales, culturales y ambientales del territorio
Portada
Citas bibliográficas
Código QR
Autor corporativo
Recolector de datos
Otros/Desconocido
Director audiovisual
Editor/Compilador
Editores
Tipo de Material
Fecha
Cita bibliográfica
Título de serie/ reporte/ volumen/ colección
Es Parte de
Resumen
El eje cafetero y el norte del Valle muestran aspectos homogéneos culturales y naturales que unen a cuatro departamentos en el Paisaje Cultural Cafetero declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este territorio patrimonial es una construcción social, resultado de las relaciones sociales que se expresan en formas de uso, ocupación, apropiación y distribución del territorio y en los factores que reflejan los valores productivos, sociales, culturales y ambientales. ¿Cómo integrar estos valores en los procesos de ordenamiento territorial?, fue una de las preguntas que llevo al estudio “Guía y Modelo de integración del Plan de Manejo del Paisaje Cultural Cafetero en el ordenamiento territorial”, tema de esta ponencia. Una herramienta fundamental para la protección, conservación y desarrollo de estos valores tangibles e intangibles del paisaje cultural son los planes y esquemas de ordenamiento territorial como política pública. Sin embargo, el alcance de la planificación territorial mediante estos instrumentos es limitada así se propuso, desde el enfoque de desarrollo territorial endógeno incluir procesos de valoración de los activos locales y un cambio institucional a escala de territorios rurales, que se orienta a fortalecer las articulaciones entre los actores sociales desde la participación iterativa y orientar las normas a través de la caracterización, valoración, evaluación, definición de objetivos de paisaje y directrices para asegurar la sostenibilidad del territorio rural. Esto significaría un modelo hacia un ordenamiento territorial cualitativo, social y local, que no pretende ser una camisa de fuerza, sino un diálogo para la co-construcción del territorio ya que son los usos sociales los que impulsan la transformación y el desarrollo del paisaje cafetero.